jueves, 24 de febrero de 2011

En el refugio de mi mente..

En el refugio de mi mente….




“El ser humano en su complejidad muchas veces no entiende lo que pasa, cuesta creer que somos todos parte de un plan mayor el cual está siendo llevado a cabo para el bien común de la humanidad.

Todo es vibración, energía buena; energía para atraer cosas positivas a tu vida, eso no quiere decir nada más que seas feliz no importa cómo o cuando, sencillamente feliz. Con solo eso atraes cosas positivas.”

¡Qué lindo y fácil suena…SER FELIZ!



¿Pero qué pasa cuando el tiempo continúa su marcha como un martillo ruidoso y destructor?

Las frustraciones pueden llevar al ser humano a hacer cosas que jamás en su sano juicio haría.

Frustraciones de todo tipo, todo lo que nos rodea. El hacer eso que nunca se hizo, eso que todavía se sueña, se añora y… un suspiro se escapa de nuestra respiración.



¿Quien se siente en su plenitud? A esa persona quiero conocer, esa persona segura de todo lo que ha hecho en su vida y a llegado a satisfacer todos los campos, realizada y que diga sin temor “Yo soy totalmente feliz, no tengo problemas y mi vida es una vida plena llena de felicidad”.

¿Entonces donde queda el ser humano que tiene que aprender de sus errores?, ¿ese ser humano lleno de pasiones? ¿Ese ser humano que cuando cae sabe como levantarse y después es más ser humano?

¿Dónde está esa sensación de pérdida que hace valorar lo que se tiene? El soñar ser rescatado en un caballo blanco con alas y ser amada y besada por ese hombre salvador. Esa sensación en el estomago de vacío cuando se te muere la mascota que más querías, tu gato ¿cómo te sentirías con la muerte de tu ser más querido: tus padres, hijos y demás familiares? El sufrimiento y la impotencia tocan lo más profundo del alma y reclaman una vida mas humana.

El sentir, el amar, el desear, el olor de tu piel que despierta hasta el más último de mis sentidos, infidelidad, reconciliación… Todo al fin y al cabo los motivos que impulsan a tomar algunas de mis acciones podrían provenir de lugares obscuros dentro de mi ser.

El sentimiento es el mismo. Si actuó por amor el sentimiento es bueno y justificado. ¿Pero que pasa cuando las cosas no salen como quiero? Luego el ego ataca mi personalidad, pero en seguida me acuerdo de que no soy tan importante, tan absoluta, que el planeta es un punto azul en la galaxia y que soy un ser insignificante en comparación. Vivo dentro de eso punto azul y me doy cuenta que hay cosas que me pueden pasar, ya sea una enfermedad, la muerte misma que sin misericordia toca mis más profundos temores. En ese instante de frustración e impotencia de locura injustificada ya no siento amor, si no un odio para mí misma y todo lo que me rodea, por eso que no puedo cambiar, en ese preciso momento me doy cuenta que no soy, tan indispensable, que el mundo vive sin mí, que nada cambia, que todo sigue igual y que al prójimo no se ocupa de mí, porque tiene tantos problemas que resolver que no puede con uno ajeno.

¿Pero qué pasa cuando hago algo bueno por alguien?, ¿lo hago por ellos o por mi? , por el amor que me tengo, sabiendo que me voy a sentir bien, ojala que alguien se dé cuenta para alimentar más mi ego demoniaco que ocupa alabanzas. ¿Lo hago por ellos?, claro que existe dentro de mi ese ser humano que hace cosas buenas por puro amor y por la satisfacción de ver a otro mejor. Pero al fin y al cabo lo hago por amor propio.

Pero todos esos sentimientos encontrados, en todo lo que me rodea en algún momento dado, siempre hubo amor, y todo lo que he hecho y hago por amor. Amor a mi misma, a darme la oportunidad de sentir de nuevo, de sentirme querida, necesitad, valida y por qué no… hasta amada.



Existe eso que me preocupa más todavía que cualquier otra cosa: “la tentación”. Cuando la tentación aparece en mi puerta, toca con dulzura y me seduce con sus manos de seda y hechizos efímeros. La vida parece de otro color y no veo con claridad porque mis hormonas o el hechizo de su magia no me deja pensar; solo siento la necesidad de hacer lo que sé que no debo hacer, eso que mi angelito bueno me grita afónico de tanto repetir ¡NO!, ya sea amar con pasión e intensidad, pero soy ignorante totalmente de la realidad. La realidad dura y miserable del que hacer cotidiano. Emborracharme hasta quedar inconsciente o cualquier locura que se me ocurra para salir de esta rutina maldita que día a día he creado. La locura llama a mi puerta desesperada por entrar , respiro profundo ,cierros los ojos y me refugio en ese rincón de la mente en que puedo escapar ,donde nadie me puede tocar, si … donde nadie puede entrar … solo yo y mis mas intimas y primitivas fantasías. Ese rincón es solo mío, egoísta mente mío.

Mi rincón intimo de mis entrañas, mi yo, mi fantasía, me encanta, porque ahí estas si me da la gana, y si no pues no. En ese rincón están todas las preguntas que le voy hacer al que primero vea cuando me muera, en ese rincón esta lo que nadie sabe ni nunca sabrán, los amores platónicos, y muchas cosas más, ese rincón soy yo, sencillamente yo.

En este rincón de mi mente están todas estas preguntas, unas sin respuestas las otras no me interesa contestar, pero lo más importante es que ese rincón me hace feliz, en ese rincón lloro, rio y te tengo siempre conmigo, no importa nada, si hay dinero, si no hay casa, si no tengo carro, nada… porque no ocupo nada, solo yo y mi pequeño gran refugio. Todos mis recuerdos y mis libros están ahí. Puedo pasar horas creando y viendo cuando me dan el premio Nobel de literatura, como Sting me canta solo a mi “The shape of my heart”, como el mundo se convierte en el mundo de John Lennon , además puedo hablar con el Dr. Martin Luther King y decirle: “hermano… no te mataron en vano, aquí ya no hay desigualdad.”

Hoy en el arrebato incontrolable de mi locura comparto un poco de mi refugio, para que también seas feliz.

¿Tú tienes uno? Si no hazte uno y serás feliz. Tal vez no plenamente feliz, porque siempre hay que volver a esta realidad ingrata, pero te aseguro que siempre este refugio estará ahí. Para que puedas ir y que unas manos cariñosas te esperan para darte un masaje en tu cerebro lleno de tribulaciones y sencillamente te desvaneces, te abandonas en el sin sentido de la vida y te juro que serás feliz.

En el refugio de mi mente me recuerdo que soy sencillamente humana en un universo gigantesco y que no tengo por qué ser perfecta, soy humana con todo lo bueno y con todo lo malo, con eso que me hace ser humano… el amor.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Macabra Navidad

Alfa Centauro, Tiempo Real del Universo.


Me dirigía hacia el domo principal, una estructura hecha en su totalidad de cristal donde se planean las misiones de investigación de nuestra galaxia.

Sabía que no podía escaparme esta vez, las otras veces salí airoso gracias a mi trabajo en investigación de nuevas formas de vida en una luna cercana, la cual está habitada solo de vida absolutamente vegetal, lo cual era mi especialidad “Crecimiento de nuevas formas de vida desde una perspectiva diferente a la conocida.” Algo que sencillamente me encanta.

Entre al salón tratando de no ser notado por el Concejo de Ancianos. Este concejo está compuesto por 24 seres, los cuales son los más sabios en la Galaxia. Nuestra forma de comunicación con ellos es por medio de la telepatía, por tanto es muy difícil o es casi imposible engañarlos.

Mi corazón palpitaba nerviosamente cuando me senté. En el domo tenemos lugares específicos, siempre nos sentamos en el mismo lugar y de donde estemos las miradas de los Ancianos siempre nos alcanzan, la telepatía es fuerte en ellos. En el momento que me inclinaba para tomar mis apuntes alce la mirada y me tope con los ojos de uno de los ancianos que en mi cabeza repetía: –“¿a que le temes? Tranquiliza tu mente porque desarmonizas el grupo”. Un escalofrió recorrió mi espalda, trate de concentrarme en lo mío que es una nueva especie que encontramos en esta luna la cual tiene actitudes de felino, esta planta se alimenta de agua y de minerales en la superficie pero tiene una facilidad de caminar y de hacer una especie de gruñido o más bien un ronroneo. Imagínate una flor que se mueve y ronronea. Yo estaba maravillado con este nuevo descubrimiento y eso que no soy fácil de impresionar ya que en este trabajo he visto de todo. Había llevado un espécimen de esta planta conmigo, por supuesto que ya se había convertido en mi mascota y guindaba de mi cuello ronroneando, constantemente ayudándome a pensar en otra cosa. Me costó mucho ponerle un nombre ya que estos seres no tienen sexo definido pero al final después de convivir con ella le puse “Flo”, este nombre delataba mi mente absolutamente esquematizada ya que no se me ocurría nada más que el diminutivo de flor. Muy poco original pero como era para fines de estudio no pensé que fuera tan importante.

Después de escuchar los maravillas descubiertas por mis compañeros me llego la hora, el concejo no te llama sencillamente te espera, si no se está atento se crea una especie de tensión en el ambiente, algo que nadie quiere provocar. Me levante despacio hacia el frente con Flo en el cuello y comencé con mi reporte, cuando concluí sencillamente recogí mis cosas incluyendo a mi animal-planta y me dirigí a mi lugar.

En este tipo de reportes no se esperan premios o aplausos todo lo que hacemos es para mejorar nuestra vida y ayudar a otros seres, por lo tanto todas nuestras investigaciones tienen que tener un beneficio en conjunto ya sea para nosotros así como para el resto de la galaxia.

Cuando los ancianos comienzan a hablar de sus conclusiones y asignar nuevas tareas, hablaron del planeta Velatropa 24.3, en ese momento mi calma paso al olvido y mi ansiedad creció, no tenía intención de rechazar ninguna misión o investigación ya que si lo haces nadie te juzga pero ya no te asignan a cosas importantes y maravillosas, pero ir a Velatropa 24.3 no estaba en mis planes.

Velatropa 24.3 es un planeta muy convulso y lleno de cosas que jamás te imaginas, de contrastes impresionantes los cuales nunca he tenido el agrado de estudiar, pero según los reportes que he escuchado de mis compañeros es un planeta el cual está urgido de ayuda porque están al borde de su propia destrucción; por ese mismo motivo los ancianos mandan grupos enteros especializados en diferente aéreas ya sea la reproducción, vida en diferentes formas y muchas cosas más.

El problema es que los Velatropanos no están acostumbrados a los visitantes, entonces tenemos que adoptar sus formas (cultura, tradiciones, comunicación) desde las maneras más simples hasta las más complejas, para no llamar la atención.

Para mí que no había tenido la experiencia de visitar ese planeta las informaciones de mis compañeros me asustaban de manera impresionante y por lo tanto no quería ir allá. No porque no quería ayudar a ese planeta sino porque pensaba que mi trabajo no es compatible con este tipo de investigación. Claro está que ese era el pretexto que yo siempre decía para no ser asignado a Velatropa 24.3.

Los ancianos explicaron la importancia de analizar en Velatropa el comportamiento de sus habitantes dominantes con respecto a las otras especies que habitaban en el mismo. Los ancianos anunciaron que la investigación era transcendental para el crecimiento de la comunidad intergaláctica. (Para que entendamos un poco a que se refieren los ancianos con esto me atrevo a hacer una pausa en mi relato con el fin del aclararlo.)

Como sabemos todos somos parte del Universo, todos somos uno con el Universo, algo por ejemplo como el cuerpo humano, si en el cuerpo existe algún desequilibrio que pueda poner en peligro el sano desarrollo del cuerpo hay medidas con las que él se equilibra a si mismo, de igual manera en el Universo, existen formas que equilibran lo que no se encuentra bien para el sano desarrollo de la Galaxia. Pues bien con Velatropa 24.3 siempre ha habido este tipo de proceso para el sano desarrollo de la misma y por consecuente de la nuestra Galaxia.

Continuando con el tema principal los ancianos citaron que para esta misión en especial se ocupaba alguien que haya desarrollado estudios en crecimiento y comportamiento de los entornos o ambientes de diferentes especies.

En ese momento una gota de sudor frio recorrió mi mejilla, cuando la mirada directa y serena de los ancianos anuncio mi próxima misión.

Me quede pasmado - ¡No podía ser! Mis más grandes temores afloraron en ese momento, el problema está en que cuando la comunicación es telepática las mentiras no existen, no podía esconder mi inconformidad con este asunto. Tenía sentimientos encontrados por un lado el reto de la investigación y por otro el miedo a las características inestables en ese planeta.

Los ancianos al ver mi reacción me señalaron que siempre estaría yo resguardado por la federación intergaláctica, que en cualquier inconveniente seria extraído del Velatropa 24.3 de inmediato, algo que no me aliviaba la presión por supuesto, lo único que se me ocurrió decir fue:

_ Si era yo absolutamente indispensable para la tarea, asumiría la misión.

Y así empezó mi entrenamiento de las costumbres, lenguas y demás para ir a ese planeta que entre más lo estudiaba más me asustaba su condición.

Mis compañeros que habían ido a diferentes misiones trataban de ayudarme con sus experiencias, yo trataba de canalizar todas esas cosas de la mejor manera, pero a pesar de eso nada dejaba de asombrarme.

Paso el tiempo prudencial y ya estaba más emocionado que asustado y cuando me di cuenta ya viajaba en una nave intergaláctica rumbo a Velatropa 24. 3.

De camino el comandante de nuestra nave me llamo y me mostro por la ventana nuestro destino, Valatropa 24.3. Quede maravillado, una sencilla estrella de color azul pálido, pero al mismo tiempo brillante, sentí una nostalgia extraña, una afinidad por ese pequeño punto azul.

Llegamos a nuestra base submarina en unos de los grandes océanos que tiene este planeta, según me explicaron mis nuevos compañeros en la base, los habitantes de allí le llaman el Océano Pacifico.

Nuestra base está ubicada estratégicamente más o menos en el centro de este gran océano para tener una mayor facilidad de llegar a los diferente lugares y así lograr un rápido desplazamiento, ya que los habitantes de allí son belicosos con lo que no conocen y tienden a destruir por temor, nuestra tecnología es mucho más avanzada con un solo rayo podemos eliminar al planeta completo; por eso tratamos de evitar cualquier tipo de contacto y no así no tener que defendernos.

Cuando me ubicaron, curiosamente me presentaron a unos habitantes de ese planeta que trabajaban en la base ayudando en la investigación del mismo, inmediatamente los aborde con preguntas y al final en son de broma me dijeron que ellos se autodenominaban terrícolas o humanos no especímenes de estudio. Cosa que tuve muy presente a la hora de presentarme en el futuro con nuevos seres de este tipo.

Me dejaron en las inmediaciones de una ciudad la cual tenía cerca unos bosques ya que ese era mi objetivo el comportamiento entre las especies en sus entornos, en la cuidad ruidosa y sucia vi cosas que me impresionaron, caminaba por la misma haciendo mis anotaciones de poca vegetación y por un momento no preste atención a los implementos decorativos en la ciudad los cuales hablaba de las cuestiones típicas de los terrícolas, pero al ir caminando incremento mi curiosidad por estos y me despertó la curiosidad el ver tantos adornos con las mismas características, en muchos de los lugares aparecía un ser vestido de rojo con pelo y barba blanca con unos animales con cuernos y un trineo de nieve.

Me dije: -Ese debe ser su Dios.

Después de analizar los comportamientos de las personas, vi que era el momento adecuado para abordar a uno de su especie, me atreví a preguntarle a un terrícola como se llamaba ese dios, este terrícola de aproximadamente 1.20mts de estatura, ósea un macho joven de la especie, me miro extrañado y me dijo:

-¿De dónde es usted? Yo no sabía si decirle exactamente de donde, pensé que mejor no, ya que me habían advertido de la manera en que reaccionaban, entonces dije:

- De muy lejos.

El joven macho me respondió: - Es Santa Claus.

Mi intriga era peor y le pregunte:

-¿Es su Dios?

-No creo - me dijo el joven pensativo, me quede esperando, pensando entonces ¿qué importancia tenía este personaje en la ciudad?, cuando el joven macho hablo de nuevo:

_ En esta época del año se celebra la navidad, es cuando el niño Jesús nació y Santa les trae regalos a todos los niños del Planeta. Pero en realidad sé que mi papa y mi mama los compran.

Inmediatamente entre en razón de que se trataba de una tradición y sin más preguntas me despedí de mi informante dirigiéndome al bosque anotando mi nuevo descubrimiento:

-“Santa Claus hombre mitológico que trae según la tradición regalos a los diferentes especímenes jóvenes en esta época del año. No olvidar ver en la historia de donde proviene la tradición”.

Llegue al bosque un lugar muy diferente a la ciudad, muy tranquilo, sintiéndome muy seguro. En este lugar observando y tomando muestras me entretuve mucho rato. En Alfa Centauro podemos comunicarnos con todas las especies gracias a la telepatía y bueno en este planeta no fue diferente, escuche y anote los diferentes comentarios y sugerencias de los diferente especies tanto vegetal como animal, hasta me gusto el planeta y mi pensamiento ya era otro.

Me decía: - ¡No me parece tan malo… yo siempre exagerando!.

Pero en el momento que estaba tratando de tomar una muestra de un árbol que no me quería dar permiso ya que pensaba que lo iba a lastimar, me encontraba concentrado en mis argumentos, convenciéndolo que no lo iba a pasar nada cuando de pronto el bosque se aquieto, todo quedo en silencio y una sombra gris se apodero de él, yo me quede a la expectativa, pregunte al árbol que pasaba y su respuesta fue el temor… un silencio de muerte se apodero de él.

Escuche voces de terrícolas, ruidosas y abrumadoras rompiendo la armonía del lugar, me escondí para observar el comportamiento de estos seres con ese entorno.

Comenzaron a señalar los arboles de una especie especifica la que yo estaba estudiando y con unos instrumentos comenzó la matanza, cerré mis ojos y trate de no escuchar los gritos del árbol al cual penosamente estaban torturando, mi inmediata reacción fue correr a rescatar a mi nuevo amigo, pero me habían advertido que no podía interferir. Vi como cercenaban al indefenso árbol por su parte inferior el cual cayó al suelo con todos sus habitantes ya que era hogar para muchas otras especies.

Lo último que escuche de mi amigo fue: _ “No me dejes solo” y así lo hice, los seguí a pesar del temor de pasar por su misma suerte.

Vi como lo llevaban arrastrado hasta un lugar el cual era como una especie de refugio para los terrícolas, lo pusieron en posición vertical lo prensaron con unas piedras y unas tablas simulando sus raíces mientras mi amigo moría lenta y dolorosamente, luego lo más extraño fue que le pusieron luces y objetos de colores. Me quede observando hasta que mi amigo finalmente murió… sentí una desolación absoluta.

Camine por la ciudad sin rumbo, tratando de entender lo que acaba de ver, mis compañeros me habían advertido de situaciones como estas, pero jamás pensé que iba a ser testigo de una, seguí caminando desorientado haciéndome preguntas sin respuesta, hasta que finalmente vi a mí pequeño informante sentado alimentándose de algo que tenía entre sus manos, me saludo y me ofreció de su comida, sin decir una palabra me senté a su lado y le pregunte sobre lo que acababa de ver, solo me dijo:

_ Para celebrar la Navidad todos los años en estas fechas en mi casa mi papa lleva un árbol, lo adornamos y ponemos los regalos debajo de él y después de unos días, pasadas estas fiestas lo tiramos.

No daba crédito a sus palabras y sin pensarlo le hable indignado:

- ¿Lo tiran, como si no fuera nada? ¿Para celebrar la Navidad? ¿Pero la Navidad no significa nacimiento de su profeta?, pero los arboles tienen vida… el joven macho me miro y me contesto:

_ Sí, eso mismo.

Mi mente no funcionaba bien, me quería ir a dar mi reporte de la indiferencia de estos seres con respecto a las otras formas de vida en su entorno, entonces el joven me dijo:

“_Yo creo que usted señor tiene razón, en la escuela me dicen que no tenemos que cortar árboles y al final del año la maestra trae un árbol de navidad a la nuestra clase, pero yo pienso que no todos somos iguales, hay personas como usted que no le gusta la matanza. Después de una pausa continúo diciendo:

-Creo que a mí tampoco; una vez cuando mi papa cortó un árbol en el cual yo jugaba me sentí muy mal.

Pero luego su tono de voz cambio de triste y melancólica a esperanzadora y feliz y de un grito me miro y me dijo:

-“¡Pero sabe que señor, yo no voy a cortar un árbol esta navidad le voy a decir a mi papa que no lo haga! . Quédese tranquilo que yo le digo”.

En ese momento no sabía que pensar, ¿como iba a dar mi reporte, lleno de contradicciones?, por un lado veo que estos seres o terrícolas se matan entre ellos, se hacen cosas horribles, lo mismo le hacen a sus cohabitantes, destruyen su entorno, asesinan a sus animales y les hacen cosas inimaginables, pero a pesar de eso me encuentro con un macho joven de la especie queriendo cambiar las cosas, ¿qué puedo concluir de este planeta?, ¿será que se salva de su propia destrucción? ¿Será que más de estos pensamientos logran inclinar la balanza antes de que sea tarde? ¿Sera que el humano como raza dominante llegue a la conclusión por ellos mismos, por la cual el Concejo de los Ancianos de la Galaxia tanto han trabajado para tener un sano desarrollo, elevar todos la conciencia galáctica? ¿Sera que esta especie sobreviva a su propia ignorancia?

Decidí entonces quedarme unos días más, mi parte científica no me dejaba marchame tenía que seguir estudiando a esta especie tan interesante.

Después de unos días de estudio en otras ciudades y diferentes bosques recibí un mensaje directo del consejo que era hora de dar mis conclusiones. Me dirigí entonces hacia la base submarina de inmediato, para mi traslado.

Ya en la nave tenía varios días antes de llegar a Alfa Centauro, entonces comencé a preparar mi informe, reflexionando en todo lo que me había pasado, pensaba en mi pequeño informante alimentándose de algo alto en azúcar, con una calma y seguridad en lo que me había dicho. Eso me dejaba intrigado, pero al final pude terminar mis conclusiones y estaba ansioso por dar mi reporte.

Cuando llegamos a Alfa Centauro de inmediato me dirigí al domo con una calma nunca antes vista en mi, entre al lugar despacio y lo primero que hice fue buscar las miradas del concejo de ancianos que ya me estaban esperando. Me dieron la bienvenida, yo les correspondí con una pequeña reverencia de saludo y sencillamente comencé con mis conclusiones y cerré las mismas con el siguiente comentario:

“-Humanos especie en peligro de su propia destrucción, gracias a la ignorancia de cómo funciona su entorno, así mismo no entendiéndolo lo destruyen, pero a pesar de eso estoy convencido gracias al contacto con un macho joven de la especie que existe la posibilidad de que los habitantes de este planta puedan cambiar su forma de pensar.

Propongo cambiar mi misión de investigación de hasta cierto punto de testigo mudo del acontecimiento terrícola para intervenir directamente en la instrucción de la especie, refiriéndome con esto a la enseñanza directa de los terrícolas de todas las edades para poder llevar a cabo lo que tanto deseamos todos, el sano desarrollo de la Galaxia. Creo firmemente que esta especie tiene esperanza”.

Concluí con mi reporte y un silencio incomodo se apodero del domo, nadie esperaba que yo quisiera volver a Velatropa 24.3 y con semejante misión. Después de ese momento embarazoso, los ancianos que todo lo saben, aprobaron mi propuesta haciendo de inmediato mi traslado permanente junto con Flo, a la base submarina en el Océano Pacifico de este interesante y hermoso Planeta, y de allí llevar a cabo mi misión instructiva del despertar de la consciencia de los seres humanos.

Sin temor a lo que me sucediera simplemente por el amor que me hizo sentir ese pequeño, decidí que vale la pena luchar por Velatropa 24.3, ósea para los no intergalácticos sencillamente La Tierra.

martes, 26 de octubre de 2010

Cuando Lavo platos

Estoy lavando platos, pensando en todo y en nada, de pronto una incomodidad en mi oreja izquierda, agito mi cabeza, tengo las manos mojadas, la picazón es sencillamente insoportable, me enjuago las manos me las seco, busco papel, me la rasco con satisfacción plena, casi orgásmica. Me acomodo el cabello y reanudo mi labor , mis pensamientos rápidamente comienzan a disparar al aire…suena el teléfono me enjuago, me seco las mano y veo que es mi madre, pienso..." esto va hacer largo", me coloco el auricular entre la cabeza y el hombro me duele el cuello pero me mojo las manos sigo lavando y un minuto después mi madre me cuelga, no puede hablar mucho, me quedo con el teléfono en la cabeza escuchando el tono de ocupado, me enjuago las manos me seco; me lo quito y lo ponga en la base .

Me pica la nariz, la muevo y nada, sigue mortificandome, la rasco con la muñeca, me pica más. Me enjuago y me seco las manos, otra vez busco papel.

Mi paciencia no es la misma, me mojo las manos otra vez. Pienso: "ya casi termino", suena el teléfono otra vez, no me da la gana de contestar, estoy ocupada- me digo.

Después de un rato pienso que termine, me pongo feliz, pero no dura mucho… me vuelvo me falta un sartén, me digo para mis adentros --me cag… en 10 como dicen los puertorriqueños!!

Lo tomo por el mango lo lavo de mala gana…y no pienso en nada, siento un poquito de rabia, pereza todo al mismo tiempo.

Termino… me enjuago y me seco las manos, me preparo un té y cuando me lo estoy tomando mis pensamientos se pierden con el sonido de la TV , un sorbo y tomo conciencia de que esto lo hago todos los días, todos los días lavo platos, me pongo de mal humor y tomo te, respiro profundo, tomo mi libro abro una página al azar y dice:

“La paciencia es la clave del paraíso”…proverbio chino”.

Me cayó malísimo…

sábado, 4 de septiembre de 2010

La necesidad tiene cara de bruja

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No había qué comer, ni siquiera había sal para hacer sopa con una tortilla dura para engañar a los cuatro chiquillos que tenía.



Ellos, muy inteligentes, decían: −Vámonos a dormir temprano para no sentir el hambre, ya que muchas veces llegaba a doler.



Ella se sentía deprimida. Su esposo se había ido a la guerrilla, muriendo en batalla y ella no sabía hacer ningún oficio que le diera dinero para comprar comida, porque en aquella época las mujeres solo servían para los oficios de la casa y así se casó ella, con esa ilusión de juntos para siempre…



Comían cuando alguien se acordaba de ella o cuando, por lavar una ropilla ajena que muy pocas veces le traía una vecina, esta mujer bondadosa, decía que para ayudarla y para que no se sintiera ofendida, le pagaba una platilla, además le regalaba alguna cosa, porque la conciencia no la dejaba entrar a esa casa toda destartalada y ver a esos chiquitos muertos de hambre. No es que esta vecina tuviera dinero, no, pero era una señora generosa y cuanto podía ahorrar se lo pagaba a ella para que comiera, por eso no era tan frecuente la lavada de ropa.



Pero un día de desesperación que no tenía ni frijoles viejos con gorgojos, (eso animalitos repugnantes que se meten a los granos sin piedad), que, aunque parezca mentira, ni el árbol de mango ubicado frente de la casa y que muchas veces daba tantos frutos maduros no tenía uno solo, su piel comenzó a ponerse amarilla. Ese árbol bendito que hasta miel le había dado una vez… no tenía nada, pero ni la flor para darle a los chiquillos, y entre pensamientos de demencia, tuvo una idea: - “O me hago bruja o prostituta” -.



Estaba desesperada y, como dicen que en las crisis el hombre siempre toma la decisión más adecuada, hizo un rótulo de cartón viejo que decía: “Se adivina el futuro, se quitan maldiciones, se hacen limpias de terrenos, casas y personas”. Lo puso en la ventana rota que daba a la calle y pensó: - “Si no viene nadie por lo menos me tapa el hueco” - .



El día trascurrió como siempre, lavando alguna cosita ajena, engañando la tripa con agua de arroz que alguien le había dado tempranito por la mañana. En la tarde, como a las cuatro y media, tocaron la puerta: − ¡Upé! Señora, ¿Está la bruja?



Y por primera vez se dio cuenta de lo que hacía. Al principio no dijo nada, hasta estuvo a punto de responder que estaba equivocada, que aquí no habían brujas, pero dio una mirada rápida a su casa y como un rayo su mente comenzó a formular respuestas, pero lo que le ayudó a decidirse fue que se topó con los ojos salidos de hambre de uno de los niños y respondió con un grito tembloroso: - Sí, sí señora… soy yo, ¿en qué le puedo servir? -



Era una señora de dinero, puesto que andaba en carro y tenía muy linda ropa. La alzó a ver de pies a cabeza y dudó un poco de su capacidad como bruja, porque andaba con una ropilla vieja y unas sandalias que tenían como treinta años de estar con ella. La señora, sin mucho saludo, se fue directo al grano:



− ¿Usted hace limpias de terrenos? - preguntó

− ¡Claro!− respondió la otra un poco asustada, con miedo que le preguntara el procedimiento.

− ¡Qué bueno!− dijo la señora encopetada, − ¿Cuánto cobra usted? – añadió como pregunta



Sin saber qué contestar y sin tener idea de cuánto cobrar, se dejo llevar por el instinto que parecía responder por ella y finalmente conteniendo la respiración hasta casi ponerse morada muy tímidamente dijo:

− ¡Depende del lugar y de lo que haya que hacer! –

− Está bien. ¿Usted puede venir conmigo para que vea el lugar? – respondió y preguntó la señora

− Sí, pero tenemos que llevar a los chiquillos porque no los puedo dejar solos− respondió la bruja.



La señora de zapatos finos dijo que no había problema y todos se subieron al carro. En él estaba el esposo, callado pero muy crédulo de la maldición que le habían echado al terreno. Saludó y no dijo nada más en todo el trayecto.



Los chiquillos estaban tan felices de su primer paseo en carro, que ni preguntaron a dónde iban. Solo pensaron que esa señora nada más vino a llevarlos a pasear.

Mis niños, se decía, ¡qué inocentes!, sentada en el carro con sus manos inquietas hechas un nudo, las apretaba contra su regazo y la mente perdida en sus pensamiento trataba de convencerse que era lo mejor, que no estaba engañando a nadie, que sus hijos tenían hambre y que por eso Dios la iba a perdonar, porque él sabía lo que ella había sufrido de impotencia de no poder alimentar a sus pequeños, que tal vez Dios mismo había mandado a esa señora para que los chiquillos comieran. Sí, sí se repetía y movía su cabeza inconscientemente en forma afirmativa. Si la señora que estaba sentada en el asiento del frente la hubiera visto creo que iba a dudar seriamente del tratamiento anti maleficios, pero gracias a Dios la señora que también estaba convencida del asunto absolutamente demoniaco, sólo se limitó a mirar hacia el frente deseando llegar lo más pronto posible.



Uno de los niños la saco de su transe al pegar un grito, por ver un árbol de guayaba que tanto le gustaba, y a partir de ese momento, esa media hora pareció como cinco horas de viaje incomodo y tenso, cuando finalmente llegaron, hasta el cuerpo le dolía de lo tensa que estaba. Se bajaron del carro y le dijo a los niños que fueran a jugar por allí, mientras ella convencía a la gente de que sí había un maleficio.



Caminaron un poco para que ella buscara donde sentía más las maléficas vibraciones, caminaron despacio y tensos, los señores por la expectativa y ella porque no sabía qué hacer, siguió su instinto y finalmente muy seria, actuando muy bien su papel y utilizando la inteligencia y astucia que Dios le había dado dijo:

−Sí, aquí hay una brujería y muy mala, al mismo tiempo que abría sus ojos y moviendo sus cejas y para darle mayor veracidad en su cara y su boca se veía la preocupación por tan mala fe de las personas que pusieron allí ese maquiavélico instrumento perturbador de almas. - Luego, sin más reparo, haciendo halarte de su maestría en brujería agregó:

-Pero tenemos que venir mañana para hacer la limpia porque ahorita no traigo nada, además tengo que dejar a los chiquillos con una vecina. -



Los señores contestaron que claro que sí, que a las 10:00 de la mañana pasarían por ella. Recogieron a los chiquillos, que andaban regados por toda la propiedad comiendo cuanta fruta pudieron y también echando en sus bolsillos llenos de huecos de todo lo que podían acarrear.



Cuando vio a sus hijos con la boca llena de fruta, sus ojos chispeantes de emoción y una carita tan feliz, supo en ese momento que estaba haciendo lo correcto.



En la noche, cuando todo el mundo dormía, estaba muy preocupada, inventado cosas. Trató de buscar en el patio las matas secas y más raras que había, se fue al frente a robarle al vecino un poco de hojas de pino para quemar algo que oliera rico y estudió toda la noche un salmo para hacer más sagrada la limpia y, de paso, para que Dios la perdonara.



Durmió como dos horas. A las 4:00 de la madrugada se levantó asustada y su corazón no dejaba de latir, sintió que se le salía por la garganta porque se acordó que no había hecho nada para enterrar… ¡No había hecho el maleficio!



Cortó un poco de pelo de la cola del pulgoso perro y lo colocó en un envase de vidrio, que llenó de agujas, pensando que ellas le harían falta si esto no funcionaba. Pero le faltaba algo al maleficio… No estaba tan terrorífico. Agarró entonces un cuchillo y se cortó un dedo, puso un poco de sangre en el frasco y lo tapó.



Todos estaban durmiendo cuando salió de la casa. El primer autobús salía a las 4:30 de la mañana, para trasladar a los trabajadores del café. Ese bus era gratis, gracias a Dios, porque era de los cafetaleros.



Llegó al lugar como a las cinco pasadas. Buscó un lugar aislado para hacer todavía más creíble la aparición del maleficio, lo enterró y puso una piedra sobre él, para que no se le olvidara dónde estaba. Luego se marchó.



Duró dos horas caminando de vuelta, porque no había plata para pagar el bus de regreso. Cansada, con los pies hinchados, los chiquillos ya despiertos y molestando, se sentó un ratito para que le volviera el aliento. Pasó un poco de agua por un poquito de café que le quedaba, pues solo lo usaba en ocasiones especiales, y lo bebió lento, pensando si esto estaba bien. No le dio tiempo al arrepentimiento cuando, de pronto, se acordó que tenía que dejar a los chiquillos con alguien. Se fue donde la vecina, le dijo una mentirilla blanca y todo estaba listo para las 10:00 en punto de la mañana.



Se buscó un trapo para taparse la cabeza, alistó su maleta con hierbas secas del patio y se sentó a esperar, con el café frío en la mano y esa ansiedad de locura que la estaba matando. A la hora esperada en punto, la señora se bajó del carro y dijo de forma brusca:



−Buenos días, ¿cómo le va?−

− ¡Muy bien!− respondió la otra, con el susto que siente alguien que no está seguro de lo que hace. −Nos vamos− agregó con una voz delgada como la seda y bajita como si fuera un pajarito moribundo. Sus piernas temblaban tanto que casi no podía caminar. Se montó al carro y suspiró profundo pidiendo perdón a Dios.



El trayecto se le hizo interminable hasta que por fin llegaron al lugar. Caminaron como veinticinco minutos para darle más credibilidad al asunto y de pronto ella se posesionó de un lugar previamente visto, alzó sus manos al cielo, respiró profundo porque sentía que el aire le faltaba y comenzó el exorcismo. Repetía el salmo de la noche anterior con algunas alteraciones debido al susto pero nadie lo notó. Lo repitió tantas veces y tan rápido que parecía que hablaba en lenguas, no se entendía nada, caminaba en círculos y los señores atrás, parecían una gallina y sus pollitos cuando esta tronando; todos muy apretaditos unos contra otros. De pronto y como si ya lo hubiera hecho mil veces, paró en seco y de un grito dijo:

− ¡Aquí!... Aquí está el maleficio, yo lo puedo sentir. -



El señor no sabía qué hacer… si llorar o reír; estaba paralizado de pies a cabeza. Ella se dio cuenta que él tenía más miedo, entonces tomó el control de la situación y le dijo:

−Sáquelo usted, que es el dueño. -



El señor se puso a excavar con las manos, más temblorosas que gelatina y como pudo lo hizo. Al cabo de unos segundos observó el frasco medio hundido en la tierra y, con un miedo que nunca había sentido y un asco increíble, lo sacó. Al ver que tenía sangre, pelos y estaba lleno de agujas, casi le da un infarto; su rostro cambió de color pálido a casi verde; su esposa igual.



Ella, viendo todo aquello, tomó las riendas como una verdadera bruja y dijo unas cuantas palabras que recordó de alguna novela que había leído, mientras tiraba el frasco al suelo y quemaba los pelos. El maleficio quedó totalmente anulado y el terreno limpio de malos espíritus y protegido para toda la vida.



Los señores quedaron muy agradecidos. Sus rostros tomaron color y una sonrisa apareció en ellos.

−Bueno… ahora sí… la cuenta.



Ella no sabía cuánto cobrar. Se sentía un poco culpable pero los chiquillos tenían que comer. El señor dijo: − ¡Bueno, la verdad es que yo le doy lo que creo que es más que justo. Entonces sacó un rollo de billetes y se los entregó. Ella, sin más que decir dio las gracias… Y partieron rumbo a la casa.



De camino ella les pidió que por favor la dejaran en el mercado y así lo hicieron. Tenía una felicidad de esas como cuando uno tiene algo verdaderamente bueno, ese algo que está metido en el cuerpo y quiere salir pero no puede. Sí… eso. Además la irradiaba a todo el mundo, caminaba realizada, pensando en su plata y cómo se la había ganado. Sacó el dinero y, con mucho orgullo, compró tortillas, arroz, frijoles, pan, leche, queso y mucho más.



Al llegar a la casa preparó una sopa de pollo, arroz, frijoles y tortillas. Llamó a los chiquillos que hacía mucho no veían un pollo en sopa. Ellos no sabían qué hacer… si comer o qué. Se les iluminó la cara, sus ojos no cabían es sus cavidades, no sabían donde ver o que hacer, eso era mejor que navidad. Se reían, se abrazaban, inquietos como pajaritos. ¡Nunca habían visto tanta comida junta! Ella les decía: −Coman, coman… sin miedo, que no se va a acabar. Coman… mis pequeños, hasta enfermarse, que su mamá ya tiene trabajo.



Y así siguió con sus consultas, pues el incidente la hizo famosa y su clientela crecía día a día.



Pero algo raro le pasó… Ya no necesitaba esconder sus propios maleficios, ya no era necesario aprenderse salmos, porque algo se despertó en ella. Ya podía ver a la gente a los ojos y decirle su problema, curaba males sin remedios raros, solo con unas hierbas que comenzó a sembrar en el patio, compró libros y estudió las magias… Ya no era una bruja falsa sino una Curandera verdadera.

miércoles, 9 de junio de 2010

Cuentos de mi gente

Hola gente del mundo, gente del libro, gente del amanecer y otras gentes de los alrededores.

Cuando escuchaba atentamente estos relatos y mi mente dibujaba cada palabra como una película, sentía la necesidad de dejar en la memoria y escribir esas historias, no sabia si las iba a publicar, solo las quería recordar.

Como mi memoria no es tan buena y con el propósito de recordarlas, escribí una a una, despacio pero seguro, y ahí estaban guardadas en mi computadora con los únicos seguidores a las que tenían acceso, por supuesto mi familia.

En realidad son ellos los promotores de este proyecto. Sin ese empuje yo jamas lo hubiera hecho, no se, tal vez nunca creí que yo pudiera escribir, ya que me decía que no había leído suficiente, que me faltaba material, pero cuando la casualidad llevo mis dedos rumbo a la computadora me di cuenta que sin querer ya estaba escribiendo.

Comparto con ustedes mis amigos lo que realmente me gusta; la lectura sea buena, sea mala, los que leemos solo leemos, por el puro placer de escapar de este mundo y navegar en la intimidad de nuestra mente, con el maravilloso timón de palabras de cada autor.


Gracias
Ruth